Recientemente recibimos una consulta por correo electrónico que, aunque sencilla en su planteamiento, tiene una respuesta más compleja de lo que aparentemente pareciera:
“¿Pueden producirse rayos aunque no esté lloviendo?”
Las nubes de tipo cumulonimbus son las nubes asociadas a las tormentas. En este tipo de nubes, por la configuración que tienen, se producen una serie de mecanismos de electrificación que pueden dan lugar a la aparición de rayos.
Si bien es cierto que los mecanismos de electrificación y los de precipitación pueden influirse entre ellos, realmente se trata de mecanismos independientes y con una influencia local. Esto quiere decir que en una zona concreta de la nube se puede acumular suficiente carga eléctrica como para producirse un rayo, pero que la precipitación aún no esté en una fase madura o que se esté produciendo en otro lugar.
Además, bajo ciertas condiciones se pueden producir efectos de electrificación mediante otros mecanismos diferentes a los habituales, que permitan la acumulación de carga eléctrica suficiente como para provocar la aparición de rayos.
Ejemplos de estos otros mecanismos pueden ser:
· las tormentas de arena, donde la fricción provoca electrificación,
· las erupciones de volcanes, por su elevada temperatura,
· cambios en la composición del aire, debidos tanto a la contaminación local o la arrastrada por el viento, como a ciertos procesos de ionización que se pueden dar localmente en zonas de alta montaña o en estructuras elevadas al verse sometidas al campo eléctrico.
En conclusión: aunque lo más habitual es que existan rayos en presencia de lluvia, también pueden existir sin que exista precipitación ninguna.
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