Con el avance del buen tiempo, los eventos al aire libre se multiplican por todo el hemisferio norte. La llegada de la primavera da el pistoletazo a macroconciertos y festivales que afrontan una serie de desafíos de seguridad, especialmente ante situaciones climatológicas adversas. Al igual que cualquier evento celebrado en espacios abiertos, un festival no está exento de riesgos por la posibilidad de que se produzca una tormenta eléctrica, que puede causar daños materiales y personales si no se toman medidas de seguridad adecuadas.
Hace ya semanas que los macroeventos musicales han comenzado su temporada álgida en el hemisferio norte, coincidiendo con la llegada del buen tiempo. Prácticamente cada semana se celebran conciertos de grandes estrellas de la música y festivales multitudinarios con la asistencia de varios miles -incluso cientos de miles- de personas. Eventos que, no obstante, están a merced de algo tan imprevisible como el clima, máxime en la intersección de estaciones.
La vigilancia meteorológica no es ajena a los festivales, llegando a suspenderse incluso de forma cautelar en base a las previsiones y arriesgándose así a asumir pérdidas económicas si el evento queda cancelado en su totalidad ante la amenaza de una tormenta. Sin embargo, incluso con previsiones de fuertes lluvias, muchos de estos eventos acaban por realizarse y únicamente se contempla la evacuación en base a tormentas en aproximación.
Las consecuencias de la caída de un rayo, además de ocasionar un grave problema de seguridad a las personas asistentes, pueden ir un poco más allá y sumar el siniestro a pérdidas materiales, con la destrucción de equipamiento electrónico de gran valor económico como consolas de mezcla de sonido, amplificadores, micrófonos, guitarras y demás aparataje utilizado durante este tipo de eventos.
Seguridad frente a tormentas eléctricas en festivales: antecedentes de situaciones de riesgo
La caída de un rayo no es un hecho ajeno en macroeventos musicales y existen abundantes ejemplos de descargas atmosféricas, con diversos resultados. El pasado año, Lady Gaga suspendió un recital en Miami (USA) a seis canciones del final tras el primer impacto de un rayo cercano que, por fortuna, no dejó ninguna víctima. En marzo de 2023, el festival Lollapalooza Argentina se pausaba de forma cautelar en su segundo día ante el aviso de una tormenta eléctrica. La organización decidió no seguir adelante con los conciertos previstos por temor a que se produjese un accidente. No en vano, en 2018, ese mismo festival canceló una jornada cuando una descarga atmosférica partió una pantalla y la lluvia inundó el recinto en el que se celebraba. Un mes más tarde, también en Argentina, los asistentes al festival Buenos Aires Trance fueron testigos de cómo un rayo caía en el lateral de un escenario, a pocos metros del público, y derrumbaba parte del mismo; además de causar desperfectos varios.
Los casos más graves de los últimos años se registraron en Alemania y en años consecutivos y en el mismo espacio. El festival Rock Am Ring de la ciudad de Nürburg sufrió un impacto de rayo en su edición de 2015 que se saldó con 33 heridos: aunque el evento no se suspendió- El año siguiente, en 2016, el evento quedó cancelado en su última jornada cuando varias descargas atmosféricas hirieron a 80 personas.
Detección de tormentas en macroeventos musicales: identificar el riesgo antes de que se produzca
Los macrofestivales y grandes conciertos, al igual que otras las actividades a cielo abierto, como grandes eventos deportivos, campos de golf o aeropuertos, son especialmente sensibles al fenómeno del rayo, y corren el riesgo de que una o varias descargas eléctricas produzcan graves daños si no se toman medidas preventivas con la suficiente antelación.
Identificar el riesgo de que se produzca un impacto de rayo mediante la monitorización de las tormentas en aproximación (bien mediante métodos tradicionales como la regla 30/30 o alertas meteorológicas) es solo una parte de la protección preventiva, que puede ser útil pero no suficiente, ya que a través de estos métodos no se tienen en cuenta todas las fases de la tormenta. A este respecto, la norma internacional IEC 62793:2020 (Protección contra el rayo – Sistema de avisos de tormenta) identifica cuatro fases de una tormenta, de las cuales solo dos se pueden detectar en la distancia.
Puede incluso producirse el fenómeno conocido como tormenta seca, en la que el primer impacto se produce incluso con ausencia de precipitaciones, dado que la lluvia se evapora antes de llegar al suelo porque hay poca humedad en niveles bajos y medios de la atmósfera. Aunque por lo general, asociamos las tormentas a una lluvia intensa, rachas de viento y aparato eléctrico, no siempre se producen los tres factores al mismo tiempo ni con la misma intensidad.
Tiempo de anticipación – ATSTORM ®, el sistema de detección de tormentas
El sistema ATSTORM®, desarrollado y patentado por Aplicaciones Tecnológicas, es un sistema local de alertas para la prevención de riesgo de tormentas eléctricas. ATSTORM® basa su alerta en la medición del campo electrostático, aunque también dispone de un sensor electromagnético que amplía su área de monitorización y permite definir un estado de prealerta. El sistema ATSTORM® recoge la información en tiempo real desde las unidades de detección y la traslada a AT-CLOUD mediante tecnología Internet of Things (IoT). A través de los algoritmos especializados el sistema estima el riesgo de tormenta eléctrica en el emplazamiento, reconociendo las condiciones que requieren proporcionar una alerta.
De esta forma, al enviar los datos a un servidor centralizado, permite modificar los algoritmos de alarma para mejorar el rendimiento de alarmas, cruzar datos con otras fuentes para mejorar el sistema, adaptar los algoritmos a cambios que se puedan producir en el emplazamiento y monitorizar el estado de los equipos para realizar un mantenimiento predictivo.
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