La muerte de varias personas por un rayo en una playa de Argentina despierta el interés sobre la protección de espacios abiertos
En los primeros días de 2014, en el comienzo del verano austral, tres personas morían por la caída de un rayo en la ciudad balnearia de Villa Gesell, en la costa de Buenos Aires. La tormenta dejaba además más de 20 heridos. Los testigos dicen que era un día nublado, pero no tormentoso. En el lugar donde se produjeron las víctimas había carpas de estructura metálica sobre el suelo de arena.
El trágico suceso ha abierto un importante debate en Argentina sobre la necesidad o la conveniencia de instalar pararrayos en las playas y balnearios. Como suele suceder en estos casos, muchos supuestos expertos han afirmado que los pararrayos "atraerían más rayos", lo que no es cierto. Otros han argumentado, con mayor acierto, que la cantidad de pararrayos necesarios sería enorme y que además no se evitaría el peligro de tensión de paso, que ha sido en realidad la causa de las muertes.
Para este tipo de espacios, la solución más segura, efectiva y asequible es la protección preventiva. La instalación de detectores de tormentas permite disponer con suficiente anticipación de la información sobre el peligro existente, tomando las medidas adecuadas, que en este caso sería la evacuación de la playa. El detector de tormentas ATSTORMv2 es capaz de detectar la tormenta incluso durante su formación, antes de que se produzca la primera descarga, y es totalmente electrónico, sin partes móviles que pudieran obstruirse o deteriorarse causando fallos en las alertas.