Un pararrayos para el siglo XXI
Finales del siglo XVIII. Descubrimiento de la naturaleza eléctrica del rayo y de la posibilidad de evitar sus daños dándole un camino a tierra. Supuso que los edificios más altos e importantes de la época se dotaran de puntas de captación, bajante y toma de tierra. De esta forma se consiguieron evitar muchos de los estragos económicos y personales que provocaban los incendios y roturas originados por este fenómeno.